No sabría a qué edad concretar que comencé a tener claro que quería ser psicóloga, desde bien pequeñita veía mi futuro acompañando a personas en su malestar y ayudándolos en sus preocupaciones y temores. Aunque como te podrás imaginar, en aquellos tiempos no conocía la trascendencia e importancia de esta profesión.

Ha sido con los últimos años de formación continua y experiencia laboral, cuando más he podido nutrirme del concepto de psicología y todo lo que conlleva. Disfruto en todos los procesos terapéuticos que hago, conecto con las personas a quienes acompaño y mi principal objetivo es transmitir calidez y comprensión.

Me maravilla ver como quienes acuden a terapia se van conociendo cada vez más a sí mismos y van encontrando en su interior aquello que muchas veces consideraban vacío o perdido,  y comprobar como con el espacio y la guía adecuadas cada vez conectan más con ellos mismos, con sus emociones y comienzan a comprender que es lo que les generaba tanto malestar hasta entonces.